lunes, 24 de octubre de 2016

Cuando llevar a mi hijo al Psicólogo

PSICOLOGÍA Y SALUD
Cuando llevar a mi hijo al Psicólogo

Ser padre o madre no es una tarea nada fácil, nadie nos ha formado para ello. Es un proceso lleno de incertidumbres, dudas, toma de decisiones… todo el mundo quiere darnos consejos y “recetas eficaces” que en muchas ocasiones, más que ayudarnos acaban por confundirnos aún más.

Como padres conocemos las emociones y reacciones de nuestros hijos, por lo general, solemos interpretar adecuadamente cuando se siente triste o alegre, cuando está cansado o nervioso, cuando tiene hambre o está aburrido. Sin embargo, puede ocurrir que observemos comportamientos que nos hagan preguntarnos si lo que le pasa a nuestro hijo es “normal” o no. A veces, es precisamente la ausencia de estos comportamientos la que nos de la señal de alarma. 

Aquí viene una de las grandes dudas: ¿Debo llevar a mi hijo/a al psicólogo? En este momento se nos mezclan en la cabeza todos los miedos, la desinformación y la cantidad de mitos asociados a este tema, lo que hace que nos replanteemos o que incluso desestimemos la posibilidad de pedir ayuda.

Antes de enumerar una lista de motivos por los que los niños (o los padres) pueden requerir apoyo psicológico me gustaría remarcar un punto que muchas veces pasamos por alto: Los niños y adolescentes pueden sufrir. 

Puede parecer una afirmación innecesaria, pero muchas veces, desde nuestra perspectiva de adultos, entendemos la infancia y la adolescencia como una época libre de responsabilidades y problemas, sin atender a la realidad que viven muchos niños y jóvenes por diferentes motivos, que les dificultan e interfieren en su día a día. 

Podemos estar más o menos preparados para afrontar un determinado sufrimiento, de ahí que algunos niños encuentren los recursos necesarios para hacerle frente y otros presenten mayor dificultad.

Toda conducta es consecuencia de algo.

psicologa infantil tenerife¿A qué nos referimos? A que la forma más clara por la que vamos a valorar si nuestro hijo está sufriendo es mediante el análisis de su conducta y sus emociones. Generalmente nos preocupamos cuando vemos que una conducta se repite con frecuencia, o cuando el niño o adolescente ha respondido de forma intensa ante una situación puntual. Por otra parte, suele ser más fácil que padres (o profesores) detecten la necesidad de recurrir a un profesional cuando la conducta del niño resulta molesta para las personas que le rodean (desobedece, es muy inquieto, agrede, tiene rabietas etc) que cuando no se manifiestan tan abiertamente pero igualmente pueden estar causando gran malestar en el niño (bajo estado de ánimo, ansiedad, apatía). A veces sucede que lo que nos llama la atención es la ausencia de una determinada conducta .

Muchas de las conductas que nos preocupen pueden corresponder a aspectos normales del desarrollo evolutivo de nuestros hijos. En estos casos puede que no sea necesario intervenir o que únicamente se requieran unas mínimas pautas, generalmente a los padres, para ajustar ciertos comportamientos que nos sobrepasan.

¿Qué conductas necesito observar?

Llevar al niño al psicólogo en tenerife
Podemos no tener claro qué le sucede a nuestro hijo, pero hemos visto que su conducta puede darnos pistas sobre lo que le puede estar ocurriendo. Algunas serán normales dentro del punto de vista evolutivo y otras serán señales de alerta que nos indican que puede estar sufriendo. Estos son algunos de los motivos de consulta más frecuentes por los que los padres buscan ayuda.

En ocasiones la respuesta del niño ante un malestar es interiorizar el problema, no manifiesta abiertamente lo que le sucede, sin embargo notamos cambios significativos en su forma de comportarse ya que podría estar soportando malestar emocional. Puede manifestar comportamientos depresivos, sentirse triste o reaccionar de forma irritable, que le notemos más apagado o cansado, con falta de iniciativa para hacer cosas con las que antes disfrutaba. Que se aísle o se muestre poco comunicativo con nosotros o con su entorno, o que le cueste relacionarse con sus compañeros o amigos y prefiera jugar solo.

A veces esta tendencia a interiorizar el malestar se ve reflejada en una tendencia al retraimiento, puede mostrarse excesivamente tímido/a en presencia de adultos o de otros niños o presentar cambios en su forma de jugar que nos llama la atención. También debemos observar si dedica tiempo excesivo a video juegos o al ordenador, pues puede utilizarse como refugio.

Muchos niños sienten miedos, es frecuente y normal en el proceso de desarrollo evolutivo. Sin embargo, en ocasiones estos miedos son excesivos o desproporcionados, se presentan con elevada ansiedad e interfieren en la vida del niño y sus familiares (no quiere ir al colegio, no duerme solo etc). Puede ser que anticipe y se preocupe excesivamente por lo que puede suceder, sintiendo elevado sufrimiento por ello.

Una de las formas más frecuentes en la que se observa el malestar interno a nivel emocional es mediante la aparición de quejas somáticas. Los mareos, dolores de barriga o de cabeza, vómitos o cansancio sin causa médica aparente podrían ser el reflejo de que el niño está somatizando un malestar que le desborda y no sabe cómo hacerle frente.

Por otra parte, puede ser que el niño o adolescente externalice el malestar. Es entonces cuando nos encontramos con problemas relacionados con alteraciones de conducta en todo el espectro de gravedad: Desde enfados, celos, rabietas, desobediencia, conductas repetitivas etc. hasta problemas de falta de límites, impulsividad, conductas agresivas o delictivas. Obviamente será fundamental intervenir y trabajar para establecer pautas que regulen este tipo de comportamientos antes de que puedan agravarse.

¿Qué otros comportamientos pueden darme pistas?

Todo lo que incluya cambio en los hábitos y las rutinas. Esto es motivo de consulta en sí mismo y muchas veces es la consecuencia, el indicador que nos alerta que algo no está yendo como debería.

En este sentido podemos observar problemas de sueño, a la hora de conciliarlo, insomnio, pesadillas, miedo a dormir solo, que moja la cama por la noche etc. También son frecuentes los problemas de alimentación a determinadas edades: no quiere comer, rechaza determinados alimentos, o por el contrario come en gran cantidad y sin medida alimentos no recomendables. Puede darse el caso de enuresis o encopresis, cuando el niño tiene problemas para controlar los esfínteres a una edad que ya se espera que lo haga por grado de desarrollo, en estos casos después de una valoración adecuada puede ser necesario intervenir para regular hábitos

Mención especial requieren los problemas de rendimiento académico, por su frecuencia y porque suele ser uno de las primeras señales de alarma que padres y profesores detectan. Si lo pensamos es lógico, los niños están sometidos a evaluación continua de sus resultados escolares, no así de su estado emocional, por lo que cualquier cambio: bajas notas, problemas de concentración, despistes, falta de atención, olvidos, mal hábito de estudio, dificultades de aprendizaje etc. se detectan con rapidez. Es en este contexto donde se suele detectar el llamado Trastorno por Déficit de Atención con o sin hiperactividad (TDAH).

Psicologa acoso escolar tenerifeRespecto al tema escolar es importante atender a los miedos, rechazo a ir al colegio o elevada ansiedad, además de a síntomas mencionados anteriormente como el estado de ánimo bajo, ya que podrían estar enmascarado un problema de acoso escolar, bullying o ciberbullying, con las graves consecuencias que esto puede conllevar a nivel emocional.

Es interesante atender a los retrasos en el desarrollo. ¡Pero ojo!, debemos aclarar algo, el desarrollo de los niños no es perfectamente lineal, frecuentemente tendemos a comparar la consecución de hitos del desarrollo (andar, hablar, controlar esfínteres etc.) con los de otros niños cercanos, creando frecuentes insatisfacciones y frustraciones. 

En estos momentos surgen las temibles dudas ¿Qué estaré haciendo mal? ¿Tiene mi hijo/a algún problema? Tenemos que tener en cuenta que cada niño tiene su propio ritmo en la adquisición de las áreas de desarrollo, relacionado principalmente con aspectos madurativos y de estimulación, sin embargo existen unas orientaciones en cuanto al margen de edad aproximada a la que lograrlos. 

¿Cuándo pedir ayuda?

Ante cualquier duda sobre si nuestro hijo presenta algún problema, te recomendamos que no lo dejes pasar, detectarlo y tratarlo a tiempo aliviará el malestar y evitará consecuencias afecten a su desarrollo. 

Puedes empezar por hablar con él de forma amable, receptiva y empática, dedicándole tiempo y atención plena, atendiendo a sus necesidades y dándole verdadera importancia a sus preocupaciones. 

Ten en cuenta que la comunicación en familia constituye la base para que se sientan seguros y apoyados y puedan comunicar cualquier dificultad. Ante la duda, es recomendable que preguntemos a un profesional ya que detectar e intervenir a tiempo puede evitarnos dificultades en el futuro y podemos ahorrarnos temores innecesarios.

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