domingo, 26 de marzo de 2017

EL RIESGO DE PADECER CÁNCER HÍGADO COMIENZA EN LA ADOLESCENCIA.

PSICOLOGÍA Y SALUD
EL RIESGO DE PADECER CÁNCER HÍGADO 
COMIENZA EN LA ADOLESCENCIA.
Obesidad infantil. Niño con sobrepeso

Los hombres jóvenes que tienen sobrepeso u obesidad podrían correr un mayor riesgo de desarrollar enfermedad hepática grave o cáncer de hígado en la vida posterior, sugiere una investigación publicada en la edición digital de la revista 'Gut'. 
Sus autores, investigadores de Suecia, encontraron que el riesgo de tener un alto índice de masa corporal (IMC) para el desarrollo de enfermedad hepática grave parece estar presente desde una edad temprana y se ve agravado por el desarrollo de la Diabetes tipo 2

Los niveles de sobrepeso y obesidad están aumentando a nivel mundial y se estima que alrededor de 1.000 millones de personas serán obesas (con un IMC superior a 30 kg/m2) para 2030. Un alto índice de masa corporal se asocia con mayor riesgo de futuras enfermedades hepáticas graves y cáncer de hígado en adultos, al tiempo que eleva el riesgo de diabetes tipo 2, que a su vez está vinculado a un mayor riesgo de enfermedad hepática grave.

Un estudio previo ha demostrado que un IMC alto en hombres al final de la adolescencia se asocia con un mayor riesgo de muerte u hospitalización por enfermedad hepática en etapa terminal, incluso cuando se tienen en cuenta otros factores como el consumo de alcohol, el tabaquismo y el uso de narcóticos; pero el vínculo entre el IMC y la enfermedad hepática no se había examinado en gran profundidad.


Los investigadores dijeron que era probable que el aumento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en todo el mundo podría conducir a un incremento en el número total de casos con enfermedad hepática grave en el futuro, incluyendo una incidencia creciente de cáncer de hígado.

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RECOMENDACIONES PARA VENCER LA TIMIDEZ

PSICOLOGÍA Y SALUD
RECOMENDACIONES PARA VENCER LA TIMIDEZ

Son muchos los momentos en que nuestras vidas han experimentado incertidumbre, angustia, temor, miedo, fobia, inseguridad, baja autoestima, dificultad para establecer una relación con los demás y retraimiento

Muchos padres, luego de observar conductas y actitudes en sus hijos -como el quedarse parados o aislarse porque les cuesta entablar conversación con otros niños que no conocen-, suponen que la introversión puede ser un rasgo patológico. 

Es preciso desterrar esta creencia, porque la introversión es un rasgo de personalidad entre los 4 y 6 años debido a que solo se tiene una representación básica sobre sí mismo y solo es necesario desarrollar habilidades sociales.

Para Erik Erikson, las personas deben culminar con éxito cada etapa de su desarrollo humano. Señala que “si los retos no se completan con éxito en alguna de ellas, es de esperar que reaparezcan como problemas en el futuro”. De ahí la importancia de detectar a tiempo al niño tímido y dotarle de herramientas útiles para que pueda construir con mayor eficacia una comunicación interpersonal saludable.

La timidez como uno de los rasgos de la introversión, no es algo que trunca éxitos, pero sí puede condicionar el cómo enfrentar una exposición, relación social o un trabajo en la etapa académica y/o universitaria.

En este espacio compartiremos algunas pautas de acción para ayudar a un niño introvertido:

  • Desarrolle habilidades sociales desde los primeros pasos con sus iguales en guarderías, centro de estimulación o nido y su entorno familiar hasta la posterior etapa escolar. De no establecerse éstas de forma adecuada, puede limitarlo en muchos aspectos e incluso producirle un gran sufrimiento emocional.
  • Ensaye situaciones sociales y vaya reforzando conductas positivas y esperadas. Esto no producirá sentimientos de vergüenza y duda en el niño.
  • Evite etiquetar al niño con frases comparativas, menos decirle que es introvertido o tímido.
  • Deje que exprese sus ideas y sentimientos, todos merecemos respeto. Muchos padres hablan por él o ella: preguntan, responden o piden cosas.
  • No lo fuerce, acéptelo como es y bríndele esa confianza en sí mismo, involucrándolo poco a poco en los grupos sociales para que no evite las situaciones y las afronte. Solo así podrá superar los obstáculos.
  • Invite a casa a los amigos de su hijo y viceversa. Así aprenderá a interactuar, conversar y comportarse de manera natural, en base a normas sociales.
  • Incentive los juegos colectivos, haciéndolo partícipe en actividades en las que interactúen todos los niños.
  • Ayúdelo a superar experiencias incómodas como hablar en público, establecer relaciones con los demás, aislarse porque les cuesta entablar conversación con otros niños que no conocen e iniciar, mantener y terminar una comunicación.
  • Refuerce conductas esperadas. Corrientes conductuales aseguran que las conductas -agresivas, tímidas, dominantes o sumisas-, son producto de un condicionamiento aprendido durante toda la vida del individuo. Es decir, una persona que suele ser tímida, seria o que se avergüenza demasiado, probablemente a lo largo de su vida ha sufrido represión por su entorno.