domingo, 6 de noviembre de 2016

CHANTAJE EMOCIONAL

PSICOLOGÍA Y SALUD
CHANTAJE EMOCIONAL

Hay muchos estilos de ejercer chantaje emocional, así como rasgos de carácter. Más pasivos, más agresivos, directos o indirectos, frontales o sutiles, todos utilizan tanto la culpa, el miedo y/o la obligación para ejercer su poder y lograr su único objetivo: salirse con la suya.

El miedo a las pérdidas, a los cambios o a ser rechazados, son motivos válidos para una persona en convertirse tanto en chantajista, como en chantajeado. Tanto uno como el otro son las dos caras de una misma moneda. En algunos casos, los miedos se basan en alguna larga historia de sentimientos de angustia y/o de rechazos. En otros, podrán ser la respuesta a la incertidumbre y al estrés. En muchos casos se debe a la pérdida de la autoestima y sus sentimientos de competencia y seguridad. 

El potencial para convertirse en chantajista aumenta en forma súbita a medida que los miedos se acumulan en la vida de esa persona. Existen también ciertos hechos desencadenantes, como el rechazo por parte de otra persona, la pérdida de un trabajo, un divorcio, el retiro de la vida laboral o una enfermedad que pueden convertir en chantajista a alguien que “parecía” no serlo.

El precio que pagan los chantajeados es tremendo. Los comentarios y actitudes del chantajista hacen sentir a sus “víctimas” desequilibradas, avergonzadas y/o culpables. Estas saben que es necesario modificar la situación y, reiteradamente, juran que lo harán, pero muchas veces fracasan al ser una y otra vez burlados y manipulados, como si se cayera en una trampa reiteradamente. Cada vez que la víctima se rinde al chantaje del otro, va acumulando enojo contra sí mismo, va perdiendo la noción de integridad, va dañando su autoconfianza y su capacidad de resolución.

El chantajista emocional construye su estrategia consciente e inconscientemente en base a la información que su “víctima” le va dando acerca de lo que le produce temor. Observa de qué cosas el otro huye, qué situaciones la ponen incómoda.

También, por otro lado, el miedo que siente el chantajista emocional de no obtener lo que desea se vuelve tan intenso, que lo único que atina a hacer es a centrar su atención en el resultado deseado, lo cual le imposibilita apartar su mirada del objetivo y percibir de qué manera su forma de actuar afecta y daña al otro.

En esta instancia, toda la información que ha recogido acerca del otro en el transcurso de la relación se convierte en su herramienta para terminar cerrando un trato y que fue en realidad alimentado por el miedo de ambas partes involucradas. 

La condiciones que impone están hechas a medida para su víctima e implica: Si haces lo que te pido, yo no:... te abandonaré, te censuraré, te criticaré, te maltrataré, dejaré de amarte, te gritaré, te haré sufrir, me opondré a tu voluntad, te despediré.

En el proceso de chantaje emocional se suelen dar los siguientes pasos:

1. EXIGENCIA: Se desea obtener algo del otro. Se dice en forma explícita o no. Puede que crea que el otro debería adivinar.

2. RESISTENCIA: El otro se resiste porque no le gusta la idea, no le va, no puede, etc. Es decir, la exigencia, la demanda del chantajista no es atendida o no lo es de la manera que el chantajista quisiera.

3. PRESIÓN: Al no soportar la negativa ni querer comprender los motivos del otro, el chantajista comienza a ejercer presión, a buscar el punto débil, a hacerse la víctima, etc.

4. AMENAZAS: Si continúa la negativa, ya puede entrar en un nivel de amenaza “si no accedes o haces lo que yo quiero, entonces …”

5. OBEDIENCIA: A fin de no sufrir las consecuencias de las amenazas, la víctima se replantea el tema, cede y acepta. Se siente incómoda, ultrajada, como que no se respetó su voluntad, pero prefiere ceder con tal de no “perder” al otro.

6. REITERACIÓN: El chantajista ha conseguido lo que quería. Y además sabe, porque lo ha comprobado, que cuando él ejerce presión, termina consiguiendo lo que quiere. Ya sabe dónde apretar.

De esta manera, ha quedado establecida la base para un esquema reiterativo de exigencias, presiones y rendiciones. Y el chantajeado se encontrará entonces: ·

Disculpándose, “razonando”, discutiendo, llorando, suplicando, cancelando sus propios planes, postergando sus deseos, cediendo y rindiéndose con tal de no perder al otro, o lo que ofrece el otro.























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