viernes, 10 de julio de 2015

Cuatro Razones por las que Falla una Relación

PSICOLOGÍA Y SALUD

Cuatro Razones por las que Falla una Relación

Una relación de pareja es algo maravilloso pero al mismo tiempo muy difícil de llevar, ya que los factores que entran en juego, tanto internos como externos, son muy elevados.

El equilibrio es importante, y no siempre se consigue. Actualmente casi el cuarenta por ciento de los matrimonios acaban en divorcio, y las rupturas son más que frecuentes entre parejas no casadas.



¿Qué se está haciendo mal?

La verdad es que cada relación es un mundo, pero si en ella ambos no se preocupan de ellos mismos, que se requiere compromiso, altruismo y voluntad de cambiar y de crecer, poco futuro hay. 

Es básico olvidarse del “yo” para hablar del “nosotros” como foco central de la vida. Las parejas comprometidas sobreviven a los altibajos, a los momentos duros, pero hay que trabajarlo. Aquí van cuatro síntomas que indican que una relación falla. 
Si te reconoces en alguno de ellos, es momento de ponerse manos a la obra para cambiarlo.

1.- EL EGOÍSMO: 
Egoísmo en la familiaEl egoísmo se basa en centrarse únicamente en nuestras necesidades particulares y no pensar en la otra persona cuando se toman decisiones importantes o en la interactuación típica del día a día. Si no te comprometes en las tareas del hogar, o en el cuidado de los niños, tu pareja comenzará a sentir resentimiento y se sentirá desatendida. 
Por otro lado, el narcisismo es un desorden de la personalidad que abarca varias características, entre ellas, la falta de empatía hacia los demás y la manipulación para conseguir beneficios particulares.
Cuando las relaciones están desequilibradas porque una de las partes es la prioridad, la pareja termina fracturándose, básicamente porque dejan de existir los acuerdos sobre los que se construye la propia relación. 
Así que hay que aprender a trabajar y tratar todos los aspectos en común, olvidándose de los beneficios individuales y buscar los comunes, aprendiendo a ser agradecido hacia la pareja, y comenzando a expresarlo a menudo, tanto de palabra, como en los actos del día a día.

2.- NO HACER DE LA RELACIÓN UNA PRIORIDAD:

Este es un problema que se da a menudo, sobre todo en las parejas que aún no han llegado al matrimonio, o que son incipientes. La educación que recibimos no nos enseña a tener una relación, ni nadie nos habla de que lleva trabajo hacerla crecer y que exige mucho compromiso. 

Eso es algo que se aprende con el día a día, y hay algunas personas que no llegan a aprenderlo, o que necesitan más tiempo para asimilarlo. Y cuando los niños aún no han llegado, aún quizás es más complicado. 

Si no tienes tiempo para la intimidad sexual, el deseo termina marchándose. 
Si no te paras a hablar con tu pareja sobre cuáles son tus esperanzas, tus anhelos y tus sueños, cada vez comenzarás a estar más distante. 
Si no dedicas tiempo a hacer actividades lúdicas en común, empezaréis a tener vidas separadas.

Y llegará un momento en que nada los una.

Por todas estas razones es importante encontrar tiempo para hablar con la pareja, escuchar sus historias, su día a día, y ser apoyo. Y a veces basta con las cosas más sencillas: dar un paseo, salir en bicicleta, apuntarse juntos a un curso de cocina o a bailes de salón ayudan a que la pareja esté por encima de todo.



3.- LOS ARREBATOS DE FURIA:

Las discusiones que se resuelven y las expresiones de enfado controladas, son partes normales de una relación saludable. 
Pero los gritos y los ataques indiscriminados de furia, ya son otra cosa, y dañan, mucho, una relación. 

Las parejas que no están a gusto consigo mismas comienzan discusiones, pasan a la ira, a las acusaciones de un lado a otro y a los comentarios negativos. 

Es muy cierto el dicho de que “quien bien te quiere te hará sufrir”. Y es que muchas veces tenemos la costumbre de pagar con la persona más cercana nuestros problemas, y sabemos cómo llegar a su yugular para hacer daño.

Las parejas, hoy en día, tienen que lidiar con muchas problemáticas -el estrés laboral, las facturas, la hipoteca, los jefes, las responsabilidades del cuidado de la casa y los hijos- y es fácil encontrar desequilibrios. 

Cuando estos llegan, hay que ser conscientes de que está ocurriendo, pararse a pensar, respirar y, antes de pagarlo con la persona que más queremos, decirle que por una razón u otra estamos teniendo un momento malo y que nos ayude. Más que echar gasolina al fuego, hay que echar agua.

Así evitaremos dañar la relación, y encima, conseguiremos fortalecerla, en la medida en que hacemos que nuestra pareja nos ayude, apoye y consuele.



4.- LAS INFIDELIDADES:

La confianza son los cimientos sobre el que se construye cualquier relación de pareja. Romper esta confianza es como crear una gran grieta en esa base de cemento, haciendo que antes o después, la casa se desquebraje. 

Y no solo es el sexo lo que puede dañar una relación, los pequeños escarceos, o los flirteos online, también pueden dañar una relación. Principalmente porque, retomando el error numero dos, llevan a que la pareja deje de ser una prioridad y de manera inconsciente, terminemos distanciándonos.

Así que una pareja ha de ser consciente tanto de sus necesidades, como de que sus actos tienen consecuencias no solo en él, si no en la pareja. Es necesario asumir responsabilidades y, de nuevo, pensar en el “nosotros” antes que en el “yo.”





























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